viernes, 21 de agosto de 2015

Audatia - Guía de cartas (4): Galeazzo

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Ha pasado un tiempo considerable desde la última entrega de la guía de cartas de Audatia. En ese tiempo, ya me he hecho con la expansión Armadura, que añade al juego una nueva dimensión, incorporando de forma magistral el combate de media espada. Quitando algunas dudas y detalles que ya han sido planteados y, confío, serán resueltos, la expansión tiene muy, muy buena pinta. Pero hoy estamos aquí para hablar de las habilidades de Galeazzo, lo que hace que esta baraja sea única y le da una estrategia propia y diferente del resto.

Galeazzo da Mantova, condottiero, gran guerrero y comandante militar, y alumno del mismísimo Fiore dei Liberi, luchó en dos duelos contra el mariscal francés Jean le Maingre II. El propio Fiore incluyó en su Il Fior di Battaglia una referencia a su alumno Galeazzo, que afirmaba que el arte de Armizare no se puede aprender ni enseñar sin la ayuda de los libros.

Como todos los personajes de Audatia, Galeazzo cuenta con nueve cartas de habilidad, tres de las cuales son básicas (es decir, que podremos contar con ellas desde el principio de la partida):

Kick to the Groin: Patada en la Entrepierna (básica)
Break Off: Salida (básica)
Feint: Finta (básica)
Feint: Finta
Second Thought: Reconsiderar
Second Thought: Reconsiderar
Repeat: Repetir
Repeat: Repetir
Lure: Señuelo

Lo primero que vemos es que todas estas cartas, exceptuando Salida, tienen requisitos de Virtud, y sólo las podremos utilizar cuando contemos con ventaja en esas virtudes. Por lo tanto, nuestra elección de Virtud inicial va a determinar nuestro estilo de juego y las habilidades que podremos utilizar. Vamos a analizar cada habilidad por separado:





Patada en la Entrepierna: si tenemos ventaja en Celeritas, podemos utilizar esta carta cuando el oponente nos haya hecho una Entrada Audaz, para detenerla. Si después de jugarla, podemos jugar un Fendente, hemos ganado la partida. Si no, ambos jugadores Salen.

Esta habilidad es potencialmente letal, y saber que el oponente la tiene ya en su mano básica ahuyentará por completo a cualquier jugador audaz que quiera probar la mecánica de las Entradas Audaces. Éste es el punto más conflictivo de todo el juego, en mi opinión, porque hay demasiadas cosas que giran en torno a las Entradas Audaces: la virtud de Audatia sólo tiene ese objetivo, el Saludo inicial también… y el juego está diseñado de tal forma que una Entrada Audaz al principio del juego nunca es buena idea. Primero, porque ambos jugadores tienen la misma pareja de Remedio-Contrarremedio, y aquel que se lance primero va a perder la partida. Segundo, porque Galeazzo cuenta con Patada en la Entrepierna (y Agnes también la tiene, aunque no como carta básica). En cualquier caso, es una carta que conviene mantener en la mano por si el contrario quiere hacer una Entrada Audaz más adelante. Recordemos que es necesaria ventaja en Celeritas, así que si no contamos con la carta de Celeritas, será complicado encontrar la forma de hacerlo.






Salida: sin duda, la carta más útil del juego, el salvavidas de Galeazzo. Te permite interrumpir el asalto y volver a Fuera de Alcance, en cualquier momento. Y resalto la palabra “cualquier”: si estás en medio de Stretto y el oponente está a punto de abrirte la cabeza o dislocarte el brazo, puedes escabullirte. Si te acaban de hacer un Intercambio, puedes alejarte. Es un seguro de vida, una segunda oportunidad, algo que rara vez se da en un duelo de Audatia. No tiene requisitos de Virtud, así que Galeazzo siempre la podrá utilizar.






Finta: esta habilidad te permite, previa ventaja en Celeritas, jugar dos ataques seguidos y descolocar la defensa del oponente. Funciona de forma similar a Posta Breve, pero mientras Posta Breve sólo te deja jugar Punta, Finta te deja jugar los golpes que quieras. Me explico: supongamos que Galeazzo es el Atacante y juega un Mandritto Fendente. El Defensor va a defenderse con Roverso Sottano. Bloquea el ataque y lleva su carta a su lado derecho. En ese momento, Galeazzo juega su Finta: el primer ataque era falso, y el defensor se ha ido al lado contrario con su espada. Ahora, Galeazzo puede jugar otro Ataque, el que quiera, y el Defensor tendrá de bloquearlo desde su nueva posición. Es una habilidad muy estratégica y que puede desbaratar la defensa del enemigo. Supongamos que el Defensor está colocado en Coda Longa porque quiere pasar a Stretto lo antes posible (se está quedando sin cartas de Golpe y tiene abundantes cartas de Stretto). El Atacante quiere precisamente lo contrario, así que después de atacar, juega la Finta. Como no se ha producido una Parada real desde Coda Longa, no se aplica su regla especial y no se pasa a Stretto automáticamente: el Defensor tiene que seguir jugando cartas de Golpe, que escasean.

Recordemos que Finta necesita ventaja en Celeritas; si Galeazzo no tiene la carta de Celeritas, sólo podrá utilizarla cuando consiga una ventaja temporal en Celeritas, como la que le proporciona Posta di Fenestra Destra (o Sinestra) y juegue una Punta como primer Ataque. Las Fintas me han dado muchos quebraderos de cabeza, tanto en el juego como en el combate real. Musho cuidao.






Reconsiderar: una carta sencilla pero muy efectiva. Si tienes ventaja en Prudentia, puedes jugarla en Fuera de Alcance y recuperar cualquier carta de la pila de descarte. Cualquiera. Incluso Salida. Además, Galeazzo tiene dos cartas de Reconsiderar. Si al inicio de un asalto te ves corto de Golpes o de Stretto, o te vendría bien esa Finta que ya has gastado… Reconsiderar es tu amiga. Eso sí, necesitas ventaja en Prudentia, así que si no tienes la carta de Virtud, vete despidiendo de estas habilidades (a menos que posteriormente surja alguna forma de ganar Prudentia temporal).






Repetir: esta habilidad funciona de forma más o menos similar a Reconsiderar, con algunas diferencias. Primero, necesitas ventaja en Fortitudo, y no en Prudentia. Segundo, no hace falta jugarla en Fuera de Alcance, también puede jugarse durante el Asalto. Tercero, puedes recuperar únicamente una carta de Golpe (nada de Habilidades ni Stretto). Y cuarto, esa carta puede salir de la pila de descarte o de la pila de cartas en juego (las que hayas estado gastando durante el asalto, pero antes de descartarlas). Galeazzo también cuenta con dos cartas de Repetir. Muy útil cuando, en el fragor de un asalto, te vendría muy bien utilizar ese Golpe que ya te has gastado hace un segundo. La necesaria ventaja en Fortitudo implica que, por ejemplo, podremos utilizarla después de atacar o defender desde una Posta di Donna (Destra o Sinestra), que nos da un bonus de Fortitudo que se puede aprovechar para jugar la carta (recordemos que la bonificación se aplica hasta el momento en que juguemos otro Golpe). Muy buena habilidad también, sutilmente distinta de Reconsiderar. Repetir está más orientada al combate inmediato, y Reconsiderar es más pausada y estratégica.






Señuelo: esta habilidad desestabiliza al oponente más pintado y nos puede dar la victoria si se usa en el momento apropiado. Previa ventaja en Fortitudo, y en Fuera de Alcance (así que nada de bonificaciones temporales), obligamos al oponente a utilizar una carta de Golpe que pueda ejecutar desde su Posta, y a cambiar ésta última por la Posta en la que termina el Golpe (por ejemplo, Mandritto Fendente acaba en Dente di Zenghiaro). Es decir, que no sólo obligamos al contrario a gastar un Golpe para nada, sino que lo obligamos a cambiar a una Posta desde la que no tenía previsto empezar el duelo. Bien jugado, podemos llevarlo a una situación en la que le sea imposible reaccionar (especialmente cuando el duelo está más avanzado y los Golpes empiezan a escasear). Puede jugarse siendo Atacante o Defensor.


Como vemos, Galeazzo reparte sus habilidades entre todas las Virtudes, excepto Audatia: tiene tres habilidades de Celeritas, tres de Fortitudo y dos de Prudentia. Esto quiere decir que, elija las Virtudes que elija, siempre contará con una buena base de habilidades (cosa que no ocurre con Boucicault, como veremos más adelante). Según mi experiencia, Galeazzo funciona muy bien con Celeritas, utilizando Fintas, Intercambios y Contraataques para abrumar al oponente, obligarlo a gastar cartas y responder a sus ataques de forma fulminante. El resto de habilidades le permiten recuperar cartas gastadas y prolongar este proceso al máximo, hasta que su oponente se agote o se exponga. Y con Salida, puede arriesgarse a hacer jugadas peligrosas sin temor a que le salgan mal. Es una baraja muy variada y equilibrada, en definitiva, como corresponde a un alumno de Fiore.


El próximo día, continuaremos con el archienemigo de Galeazzo, Jean le Maingre II, Boucicault. Saludos.


sábado, 8 de agosto de 2015

Los ojos de Mara - audiolibro

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Pocos, muy pocos, sabéis que desde hace poco más de un año he empezado a grabar algunos audiorrelatos, de forma muy casual y sin equipo alguno de grabación (sólo el micrófono del ordenador y el programa Audacity para editar). Empezó casi por accidente, y grabé un brevísimo relato de Borges, La casa de Asterión, que es un texto que me fascina. Decidí que tenía que ponerle algo de música de fondo que acompañase el estilo solemne y misterioso del relato, y opté por una canción de Lisa Gerrard, la cantante de Dead Can Dance. La canción era perfecta para el relato, encajaba al detalle, y así quedó, compartido sólo con mi familia y algunas personas muy cercanas. Lo siguiente que grabé fue La noche boca arriba, de Julio Cortázar, otro relato inmortal y genial. Esta vez, de los escasos seis minutos que duraba el audio de La casa de Asterión, pasamos a casi 20 minutos, y empecé a jugar con la entonación y la atmósfera del relato. La locución nunca ha sido perfecta, y suelo tener que grabar varias veces, porque tiendo a acelerarme y a no dejar respirar al texto (y es curioso, pero cuando he grabado un texto muy bien escrito, la locución era mucho más natural y fluida, mientras que un texto extranjero traducido al español “de aquellas maneras” junta sonidos y palabras que, leídas, no suponen ningún problema, pero que a la hora de pronunciarlas, comienzan a chirriar). Esta vez, además de un poco de música, busqué efectos de sonido: tráfico, ambulancias, sonido de hospital, de jungla…


Después vino un cambio radical: Correspondencia, un relato humorístico de Woody Allen que, en forma epistolar, nos plantea una partida de ajedrez por correo entre dos eruditos, que acaba como el rosario de la aurora. Este relato era uno de los que aparecían en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, un libro del que ya hablé en el Antro. Pese a que se trata de un texto muy divertido y estrambótico, creo que el audiorrelato funciona mejor con el suspense y el terror, y a eso me he ceñido desde entonces.

El siguiente relato fue El almohadón de plumas, un cuento espeluznante de Horacio Quiroga que leí hace una eternidad, en un recopilatorio de autores de terror que unía a Poe con Lovecraft y con Quiroga. Relativamente breve y contemplativo, el cuento da un cambio brutal al final, y creo que lo transmití bien. Tengo en mi lista, para más adelante, La gallina degollada, del mismo autor, pero al tener mayor cantidad de diálogo, y al estar escrito este, como es natural, en español de América lleno de coloquialismos, puede ser un reto locutarlo sin retoques.


Como veis, he ido grabando todos los textos que han quedado grabados en mi mente desde la primera  vez que los leí, aquellos que se niegan a abandonarme. El siguiente no fue otro que El corazón delator, de Poe, traducido por Cortázar, un relato también inmortal, al que traté de hacer justicia. Ya traduje y subtitulé (con mayor o peor fortuna) un corto de animación basado en El corazón delator, y me inspiré en la narración de James Mason, que interpreta perfectamente al narrador loco. Lo grabé una mañana, en Sigüenza, aprovechando que no había nadie en casa, y di rienda suelta a lo que me inspiraba el relato. Un simple signo de exclamación para remarcar una frase se convirtió en una frase pronunciada casi en un rugido; los accesos de locura del protagonista y sus frases obsesivas, la alternancia entre querer parecer razonable y cuerdo y la pérdida total de la razón… Todo ello aderezado con la mejor música: la banda sonora de los geniales juegos Amnesia: A Machine for Pigs, y de Outcry, la música más demente y malrrollista. Seguramente sea la grabación de la que estoy más orgulloso, la más auténtica.


Tras El corazón delator, me fui a por otro de mis relatos favoritos: La pata de mono, de W. W. Jacobs, un autor que en toda su vida sólo escribió un cuento de terror (el resto era humorístico). Una vez más, un poco de música y efectos (el crepitar del fuego, los pájaros por la mañana…). La traducción que elegí no es la mejor, y hay algunos momentos que chirrían, pero el relato es magnífico. El final, lleno de suspense, que estimula la imaginación del lector, lleva de fondo ese tema tan bueno de 30 semanas después, que no hacen más que aumentar la tensión y la expectación:


Después, grabé un cuento brevísimo en inglés, The appointment in Samarra (apenas dos minutos y medio), irónico pero terrible. Dead Can Dance para enfatizar el carácter exótico y trágico del cuento.


Hasta entonces, ni siquiera me había planteado compartir públicamente todo esto, ni tampoco la razón de haberlos hecho (quizá la voluntad de dejar algún recuerdo de mí, para mí mismo, y de una de las cosas más importantes para mí, desde siempre: los libros que he leído). Del mismo modo que me decidí a grabar el vídeo de Audatia: es un buen recuerdo del tiempo que pasé en Oporto, y también un buen resumen de lo que hice allí. El caso es que empecé a pensar en subir a Internet alguno de estos audios, pero surgía una dificultad: la música tenía derechos de autor. Así que para el próximo, busqué en la página de Incompetech (música sin derechos de autor, de muchos estilos distintos), las canciones que mejor pudieran ajustarse a lo que quería grabar. Y es que lo que quería grabar era… delicado. Se trataba de Los ojos de Mara.

Imagino que ya sabréis que para mí el mundo clásico lo es todo, ha sido la base de mis lecturas desde que era un mico. Pues uno de los primeros libros que leí, antes de meterme de lleno en los mitos griegos y en la Ilíada, fue este librito juvenil de unas 100 páginas, que para mí tiene algo mágico, no sólo porque leerlo me lleve a mí a la época de la infancia, sino porque el propio libro habla sobre la evasión, sobre los mundos oníricos y bucólicos y el peligro de perdernos en ellos, del dolor de salir del paraíso y volver a la realidad. Todo eso lo entiendo hoy, aunque antes ya tenía intuiciones y sensaciones. Los ojos de Mara comienza de forma casi anodina: tras un prólogo en el que el narrador nos promete un relato extraño de su pasado, aparecemos en una ciudad cualquiera, un día cualquiera, con un muchacho sin nombre, solitario y sensible, que recorre sin rumbo las calles. Mirando las fachadas de las casas por las que pasa, se topa con el color azul brillante de un cielo y un mar, con el blanco del mármol, y con una mirada que le hechiza. Se trata de un cuadro que descansa en la pared de una de las casas. Atraído irresistiblemente por aquellos ojos, se ve llamando a la puerta. El dueño de la casa, un pintor, le enseña la colección de cuadros y le permite verlos, asombrado por la honda impresión que le han causado. La muchacha de los ojos hechizantes es la hija del pintor, Mara.  Antes de que nos demos cuenta, nuestro protagonista sin nombre se queda dormido y despierta en el mundo bucólico y de inspiración griega representado en los cuadros. Allí conocerá a Mara y a otros personajes, con los que vivirá algunas aventuras y, sobre todo, se enamorará de la chica.

El libro, que ha pasado completamente desapercibido, publicado por una editorial juvenil llamada Hemma, estuvo en mi colección mucho tiempo, y lo atesoré como algo precioso y desconocido para todos excepto para mí. Había algo en la conjunción de todos sus elementos (argumento, personajes, atmósfera, ilustraciones...) que me había atrapado. Apenas hay en Internet rastro del libro, ni en español ni en francés (el autor, Alain Jost, es de origen belga). Finalmente, hace algunos años, el libro desapareció. No sé si fue regalado, si se perdió… el caso es que hace unos meses volví a recordar la historia de Los ojos de Mara, y me decidí a buscar y recuperar aquella parte de mí. Y lo conseguí. Y aquí está conmigo el librito, de nuevo, igual que siempre, como si nada hubiera cambiado, aunque se trate de otro ejemplar, aunque haya pasado por otras manos. Y me decidí a grabarlo, capítulo por capítulo, sin prisas, editándolo y escogiendo bien la música y los efectos que quería darle, y las sensaciones que quería transmitir. El resultado es un audiolibro de más de dos horas y media (que no es mucho en realidad) que decidí convertir en vídeo, utilizando las sencillas pero inspiradoras ilustraciones de Marcel Laverdet para marcar los capítulos, y subir a YouTube. Y aquí lo tenéis. Como ya digo en la descripción del vídeo, Los ojos de Mara no tiene, en mi opinión, la mejor de las traducciones (algunos tiempos verbales que no encajan, sobre todo), y mi locución es la de un aficionado que cuenta sólo con el equipo más rudimentario, y un talento más bien escaso que intento suplir con sensibilidad y entusiasmo. El texto, la música y mi locución, conforman lo que es para mí Los ojos de Mara. Es algo que no todo el mundo va a comprender, como es natural, y siempre se arriesga uno cuando va por ahí con el corazón en la mano, pero a veces hay que hacer estas cosas.


Quedan muchas otras historias por contar, y poco a poco iré completando esta curiosa colección.

Saludos.